Turismo – “El regalo de Francisco Moreno”

Por: Lic. Mariano Guerrieri

El 6 de noviembre de 1903 se produjo un hecho histórico que marcó el destino de las áreas protegidas de nuestro país, de las cuales, el Parque Nacional Nahuel Huapi es el iniciador de todos.

En efecto, dicha fecha se conoce como el “Día de los Parques Nacionales” ya que recuerda la donación 3 leguas cuadradas por parte de Francisco Pascasio Moreno para ser reservadas como parque nacionalsin que en ella pueda hacerse concesión alguna a particulares, para mantener su fisonomía natural y que las obras que se realicen sólo sean aquellas que faciliten comodidades para la vida del visitante. Dichas tierras, en las inmediaciones del lago Nahuel Huapi, formaban parte de los terrenos que recibió Moreno de parte del gobierno nacional por su trabajo como “perito” en la demarcación del límite con Chile, con su teoría de las “altas cumbres”.

Esta visionaria donación, posicionó a la Argentina en la vanguardia del conservacionismo y la convirtió en el tercer país de América (después de EEUU y Canadá) y el quinto a nivel mundial, en contar con un área natural protegida.

Inicialmente conocido como “Parque Nacional del Sud” (1922), se convirtió en la primera área natural protegida del país, y a partir de 1934, junto al Parque Iguazú, establecidos por ley, adquirió su nueva denominación: Nahuel Huapi, que en idioma mapuche, significa Isla del Tigre.

Al parque lo comparten las provincias de Neuquén y Río Negro, con una superficie de 717.000 has., es en uno de los  más extensos de Argentina y preferido por los visitantes, ya que, y parafraseando al mismo Moreno, “contiene la reunión más interesante de bellezas naturales que he observado en Patagonia”.

Su “belleza” es producto de la combinación de cuatro ecosistemas bien definidos. De oeste a este, las altas cumbres, con el cerro Tronador con 3.478 msnm como pico máximo, el cual posee varios glaciares que rodean su cumbre y la hacen “rugir” cuando se quiebran por el cambio brusco de la temperatura durante el día, de allí su nombre. A continuación, la exuberante Selva Valdiviana, que recibe toda la humedad del Pacífico, con más de 3.500 mm de precipitaciones anuales promedio, lo convierten en uno de los lugares de mayor biodiversidad del país que permite el desarrollo de árboles de gran porte como los cipreses y los longevos alerces de más de 2.000 años de antigüedad, los mismos años que el cristianismo.

Más al poniente, el bosque de transición es el que está al alcance de la mano, ya que se desarrolla donde se asientan al pie de los más de 60 lagos que lo componen y es el ecosistema que “cambia de color según la estación como el camaleón”, con frondosos bosques de radales, ñires, maitenes, álamos y lengas, cuyas flores se vuelven rojizas en otoño y que, combinadas con las flores de lupinos y retamas, conforman un armónico cuadro de colores. Por último, la estepa patagónica completa el paisaje del parque con el Valle Encantado del río Limay y sus caprichosas geoformas de fondo, mientras se transita la ondulante RN 237.

Tierra de animales endémicos como el huemul o ciervo sudamericano, y del pudú-pudú, el cérvido más pequeño del mundo. El monito de río, escurridizo roedor,  el huíllin o nutria patagónica y el cóndor andino, que junto a un centenar de aves y especies de peces sustentan el delicado equilibrio del bosque.

Pintorescas villas turísticas brindan asistencia al viajero, San Carlos de Bariloche, la más importante de todas, Villa la Angostura o Villa Traful, por citar algunas, son el punto de partida para internarse en este parque nacional conformado por el imponente lago Nahuel Huapi y por el cual se realizan excelsas excursiones en barco a fin de conocer Isla Victoria, Península de Quetrihue y su bosque de arrayanes, que inspiró, según cuenta la leyenda a Walt Disney para realizar la película animada “Bambi”. Isla Huemul, Isla Centinela, donde descansan los restos de Moreno o Puerto Blest en el extremo oeste del parque, completan los paseos.

Si el automóvil es la opción, desandar el famoso Camino de los 7 Lagos por la no menos conocida Ruta 40 y el Circuito Chico con el fastuoso hotel LLao Llao “en composé” con el paisaje, junto a la panorámica del bosque y sus lagos desde el Cerro Catedral, el centro de esquí más importante de Sudamérica, no pueden soslayarse si uno quiere admirar la grandiosidad del área natural protegida.

El agradecimiento del pueblo argentino para el gran Francisco Moreno, será cuidar este paraíso terrenal para las generaciones futuras.

Apunte de viaje: El Departamento de Turismo de la CPS organizó, en repetidas ocasiones, un viaje a San Carlos de Bariloche, donde recorrió gran parte del PN Nahuel Huapi.

Turismo – La primera de todas las Américas

Por: Lic. Mariano Guerrieri

La Argentina, por su disposición en latitud y longitud, es uno de los países más extensos y de mayor diversidad geográfica y biológica del mundo. Pero, además, pocos saben que, si hablamos de altitud, nuestro país está primero en el ranking de América.

Ubicado a unos pocos kilómetros al oeste del fotogénico Puente del Inca y cercano al paso fronterizo argentino-chileno Cristo Redentor, en la provincia de Mendoza, el coloso Cerro Aconcagua despliega toda su magnificencia. Con sus 6.962 msnm, es el segundo pico más alto del mundo, después de la cadena del Himalaya (Asia), el primero del cordón de los Andes y del continente americano.

Sin embargo, no es de extrañar su elevación ya que, en la región centro/norte del país, la cordillera de los Andes concentra las mayores alturas de su recorrido.  Una superficie de 19.400 km2 (extensión similar a la provincia de Tucumán), supera la cota de los 5.000 msnm. Ésta topografía accidentada, determina que Argentina posea 34 macizos con más de 6.000 mts, muchos más que Bolivia (9), Perú (16) y Chile, el más cercano, con 23.

La cumbre del cerro Aconcagua (en quechua “centinela de piedra”), fue conquistada por el suizo Matthias Zurbriggen el 14 de enero de 1897 (el primer argentino fue Nicolás Plantamura, en 1934), a partir de ese momento, y al día de hoy, más de 7.000 personas por año tratan de llegar a su cima pero son pocos los afortunados en lograrlo.

El ascenso al cerro por la cara norte, si bien es la ruta más fácil para los andinistas, ya que no se necesitan elementos de escalada ni máscara de oxígeno para llegar a la cumbre, es la que presenta el mayor índice de mortalidad de todas las montañas de Sudamérica. El mal de altura y los cambios bruscos del clima con la intempestiva  del “viento blanco” (tormenta de nieve), son los verdugos de los aventureros.

Para el común de los turistas, basta sólo con desandar la RN N° 7, por el llamado “Circuito de Alta Montaña” mendocino, y unos kilómetros antes del límite con Chile, se encuentra el acceso al Parque Provincial Aconcagua, desde donde se tiene una magnífica postal de la colosal montaña. Es desde este lugar, que se llega a Plaza de Mulas, el campamento base de las expediciones.

Por otro lado, y si cabe el término “antípoda” del Aconcagua, encontramos un espejo de agua llamado  Laguna del Carbón, en la provincia de Santa Cruz, a unos 50 km al suroeste de Puerto San Julián, en plena estepa patagónica.

En efecto, dicha laguna salitrosa, es con -107 mts “bajo” el nivel mar, la depresión natural más profunda de todas las Américas, superando holgadamente al famoso Valle de la Muerte (Death Valley) en EEUU, que acusa solamente -86 mts.

La Laguna del Carbón, es quizá, el destino turístico menos visitado de nuestro país, pero increíblemente cautivante. Basta sólo con pararse en el fangoso suelo costero del lago, sabiendo que estamos una cuadra por debajo del nivel del mar, y comprobar como los pelos se erizan al instante.

Además, la laguna es la séptima depresión a nivel mundial (el primer lugar, lo ocupa el Mar Muerto, en Galilea, con -396 mts) y forma parte del Gran Bajo de San Julián, cuenca endorreica de 2900 km2, cuya formación se debió a una secuencia volcanoclástica (actividad volcánica), con una gran riqueza de restos fósiles y troncos petrificados, visibles para el visitante.

Las maravillas naturales de Argentina llenan de asombro a propios y extraños, y agigantan el “ser presumido nacional”, de contar con el techo y los cimientos de toda América.

Apunte de viaje: El Departamento de Turismo de la CPS organizó, en repetidas ocasiones, una excursión a Mendoza, donde se pudo admirar la silueta del cerro Aconcagua.

Turismo – Visita virtual guiada: « La Antigua Calle Larga »

  “Arteria troncal de la ciudad que la une de este a oeste, y por donde se desplazan, en su paso acelerado, miles de cordobeses tanto a pie como en vehículos a motor, durante las bulliciosas jornadas laborales. Al final del día, la tranquilidad vuelve a su calzada permitiendo descubrir, además de aquellos íconos arquitectónicos y culturales (como  Plaza del mismo nombre, la iglesia María Auxiliadora o el arroyo La Cañada), emblemáticos edificios construidos en la década del ¨20 y ´30 que simbolizan este sector norte del centro capitalino. La CPS los invita a disfrutar de este hermoso paseo virtual y descubrir la “Antigua Calle Larga”. 

Turismo – Mar de Ansenuza

Por: Lic. Mariano Guerrieri

Es sabido que el agua es un “imán” para los amantes de los viajes, y el mar, es el elegido por unanimidad. Más allá de eso, son pocos los que tienen la posibilidad de sumergirse en un mar interior con propiedades curativas, como lo es la Laguna de Mar Chiquita en la provincia de Córdoba.

Con sus casi 8.000 km2 de superficie promedio, Mar Chiquita es la mayor superficie lacustre del país y el 4º lago endorreico (sin salida al mar) del mundo. Además, un paraíso terrenal para las aves, que con 350 especies presentes,  constituyen el 25% del total de la avifauna autóctona de Argentina.

Embarcarse en un paseo por sus aguas saladas bordeando la costa, es una experiencia fascinante,  que permite entender la relación entre la naturaleza y el hombre.

Tierras prácticamente inhóspitas, desconocidas por el conquistador español, fue habitada por sanavirones, quienes mantenían una estrecha relación con la laguna y a la cual  llamaban Ansenuza, recordando a la  diosa cruel que habitaba sus aguas. Según la leyenda, ésta diosa lloró por amor a un indio moribundo, convirtiéndolo en una ave de hermoso color rosado que habitaría en el agua salubre originada de sus propias lágrimas.

El primer y único asentamiento poblacional en las márgenes de la laguna es Miramar, que comenzó a poblarse a principios del Siglo XX, para explotar los beneficios curativos del agua y fango costero. Su nombre se debe al hotel Mira – Mar de Victorio Rosso, que comenzó a funcionar en la década del `20 y por el cual se ingresaba a la ciudad que ya comenzaba a nutrirse de servicios hoteleros y gastronómicos.

Los años de esplendor del turismo salud y de esparcimiento en la región, se extendieron desde la década de los `40 hasta mediados de 1977, cuando se produjo una gran inundación debido a la crecida de la laguna, dejando 35 manzanas bajo el agua y más de cien hoteles arruinados o fuera de servicio. Tras lo cual, se produjo un éxodo masivo de la población, quedando la región prácticamente deshabitada. Los pocos pobladores que se aferraron a su tierra, se dedicaron la cría y comercialización peletera de coipos o falsa nutria.

Con la llegada del nuevo milenio y el paulatino retroceso de la laguna, la ciudad de Miramar, comenzó a recobrar su esplendor como destino de sol y playa. Si bien la salinidad del agua bajó, el barro sigue manteniendo sus propiedades curativas lo que atrae a buena cantidad de visitantes. Además, al disminuir el cloruro de sodio disuelto en la laguna, permitió la proliferación del pejerrey que se convirtió en el plato distintivo, junto a la carne de coipo, de la gastronomía local.

Caminar la costanera y visitar sus museos, como el famoso Ex Hotel Viena, cargado de historias de aparecidos y emparentado con el nazismo. Además, disfrutar de paseos lacustres y conocer los criaderos de las simpáticas nutrias, son algunas de las actividades que el turista puede disfrutar de este apacible enclave del noreste cordobés.

Reserva Provincial de Usos Múltiples, próxima a convertirse en el Parque Nacional más grande del país, Mar Chiquita es considerada uno de los reservorios de agua (humedal) y aves migratorias más importantes del mundo como el flamenco rosado, estandarte del lugar, la garza azul, diversidad de patos y el halcón peregrino venido desde Alaska.

Contemplar un atardecer en los márgenes costeros de la laguna, nada tiene que envidar al crepúsculo caribeño o polinesio. El horizonte es infinito y el aroma de la brisa salina tranquilizan.

Apunte de viaje: El Departamento de Turismo de la CPS realizó, en varias ocasiones, una excursión a Miramar con una alta adhesión por parte de nuestros afiliados.

Turismo – Visita Virtual Guiada: «Camino Real – Estancia Jesuítica de Colonia Caroya»

En el derrotero del Antiguo Camino Real, se presenta la Estancia de Colonia Caroya, primer establecimiento rural construido por la compañía de Jesús para abastecer al Colegio Máximo de la capital cordobesa y como residencia veraniega de los religiosos. En 1814, en el interior de sus muros, funcionó la primer fábrica de armas blancas del país, y fue residencia temporaria de los inmigrantes venidos del Friuli italiano, que fundaron la ciudad de Colonia Caroya, a mediados del Siglo XIX. Acompáñenos a recorrer esta hermosa estancia colonial declarada Patrimonio de la Humanidad, junto a la guía Claudia Suárez. Que la disfruten!

Turismo – Paseos sobre Rieles – 2º Parte –

Por: Lic. Mariano Guerrieri

Viajar en tren es una de las experiencias más fascinantes que puede experimentar un viajero aventurero, el suave movimiento lateral, sumado al chirrido de las vías al paso de la formación genera una plácida melodía, ideal para la contemplación del paisaje y más aún si hablamos de nuestra Patagonia.

Si bien, la red ferroviaria argentina fue una de las más extensas del mundo, que tranquilamente podía unir a todas las capitales de la Europa occidental, estuvo mayoritariamente concentrada en la zona centro y norte del país. En cambio, en la región patagónica, fueron muy pocos los ramales dispuestos y prácticamente desconectados de la red nacional. Su tendido obedecía más a necesidades locales de transporte de materia prima extractiva (mineral y forestal), que de traslados de personas.

Sin embargo, en la actualidad y de la mano del turismo, el visitante puede disfrutar de hermosos paseos y deleitarse con el paisaje y la historia de esta inhóspita región, en las reacondicionadas y bien mantenidas formaciones ferroviarias.

Recorrer toda la estepa patagónica, desde el mar hasta los pies de la cordillera, es posible con el Tren Patagónico, que une las ciudades rionegrinas de Viedma, su capital, con San Carlos de Bariloche con el lago Nahuel Huapi como corolario. El recorrido, por tierras desérticas, ventosas, de bajos y escalonadas lomadas, tarda cerca de 20 hs, para completar 827 km, transitando por vías construidas entre 1910 y 1934, y que pertenecieron al Ferrocarril General Roca, hoy en manos provinciales.

El Tren Patagónico sigue cumpliendo una función social de unir pueblos y personas, en estas salvajes geografías, de las más deshabitadas del país. Pero que cada vez cautivan más a viajeros de todos los rincones del globo, fascinados por la inmensidad del paisaje.

El pasajero puede disfrutar el viaje en confortables y acondicionados vagones, que cuentan  con servicios primera, pulman y camarote, además de un coche comedor y automovilera.

El famoso Viejo Expreso Patagónico, más popularmente conocido como “La Trochita”, por su ancho de vía (75 cm) o económica, surca las tierras chubutenses en paralelo a la Cordillera de los Andes, y es uno de los pocos trenes en su tipo que aún circulan en el mundo.

Este ferrocarril a vapor, declarado Monumento Histórico Nacional, cuenta con locomotoras (alemanas y estadounidenses) y vagones de madera fabricados en 1922. Tuvo su viaje inaugural en 1945 como extensión del Ramal General Roca para unir la ciudad de Esquel, en Chubut, con la estación Ingeniero Jacobacci en Río Negro.

En la actualidad, los turistas intrépidos, pueden disfrutar de dos tranquilos paseos, el primero, Estación Esquel-Nahuel Pan y otro, más extenso El Maitén – Desvío Ing. Thomae en tierras rionegrinas, entre el crujir de la madera con el vaivén de las formaciones y cercanos a las salamandras de los vagones que climatizan el ambiente para escuchar historias de extranjeros europeos, bandoleros y antiguos pobladores. Al final de los paseos, además, se pueden compartir sabrosas experiencias gastronómicas con las comunidades mapuches-tehuelches que habitan la zona.

Como última estación, y en los confines del territorio argentino, el Tren del Fin del Mundo, se nos presenta en un curioso convoy moderno de trocha angosta, que recorre los últimos 7 km, de los 25 originales, del llamado “tren de los presos”, entre lagos, castoreras, montañas de cumbres con nieves eternas y bosques de lengas y ñires.

En efecto, el ferrocarril más austral del mundo, ubicado en la ciudad de Ushuaia en la provincia de Tierra del Fuego, fue construido a principios del siglo XX por los presidarios alojados en el penal que dio origen al poblado, con la idea de trasladar los árboles que se extraían del bosque y que servían como materia prima para la construcción y calefacción.

El cautivante paseo ferroviario guiado, cuenta la historia del surgimiento de la ciudad y los famosos presos que pisaron tierra fueguina, entre importantes criminales  como el  “petizo orejudo” o presos políticos, como el anarquista Simón Radowitzky.  Mientras, tanto, el viaje continua entre cascadas y ríos escarchados que maravillan al pasaje al ingresar al Parque Nacional Tierra del Fuego.

Sea al norte, sur, este u oeste del territorio nacional, estos exponentes de la industria ferroviaria, rememoran el espíritu de trabajo y esfuerzo de muchas argentinos que hicieron grande el país, y que hoy, a través de los viajes contemplativos, se les rinde homenaje.

Apunte de viaje: El Departamento de Turismo de la CPS, organizó varios viajes grupales a la ciudad de Ushuaia, en los mismos, nuestros matriculados pudieron transitar las vías del Tren del Fin del Mundo.

Turismo – Visita Virtual Guiada: “Puestos Jesuíticos de Santa Ana y La Calera”

Los jesuitas llamaban “Puestos”, a sus establecimientos rurales de pequeñas dimensiones y cercanos al casco céntrico. Si bien, eran de menor importancia que las estancias, eran partes integrantes del sistema de producción y abastecimiento del Colegio Mayor en la capital provincial. Las construcciones de Santa Ana, en el barrio Quintas de Santa Ana de la ciudad capital y el complejo Capilla Vieja de la ciudad de La Calera, son los “puestos” que aún se mantienen en pie y conservan la arquitectura barroca colonial característica del siglo XVII. La Caja los invita, junto al guía Ariel Bustos, a disfrutar de este colorido paseo virtual.

Turismo – “Malvinas”

Por. Lic. Mariano Guerrieri

Nota: La crónica fue escrita por el autor en 2008, a pocos días de vivir la experiencia de pisar suelo malvinense. Se conserva la frescura de los hechos, con sentimientos de por medio. Con todo el respeto que se merece, que disfruten de la redacción.

La suerte de un viaje en barco me dio la posibilidad de arribar a esas tierras tan enigmáticas, pero a la vez, tan familiares y controvertidas para el conciente colectivo argentino, como son las Islas Malvinas (Falkland Island, según sus habitantes).

Confín sin fin de historias y hechos trágicos con el cual convivimos sentidamente desde 1982 y que cobra efervescencia cada dos de abril.

Hablar de “Las Malvinas”, es sinónimo de lejanía e imposible, pero saber que uno tiene la posibilidad de visitarlas, acelera los nervios de la ansiedad, y más aún, a un  argentino como cualquier otro que tenía tan solo seis años cuando la epopeya triunfalista de la guerra daba su puntapié inicial.

La mañana del desembarco (mi desembarco), se presentaba como un regalo del cielo. Ni bien febo asomó sus primeros rayos de luz, salí a cubierta y contemplé atónito la paz del paisaje: las aguas del mar convertidas en lago, el aire dormido y  un cielo azul que mostraba su color más brillante. ¿Dónde está ese océano embravecido, la humedad y el viento incesante del que tanto me hablaron?, me pregunté, y respiré aliviado.

Una lágrima que se me escapó tras divisar las primeras porciones de tierra de la isla Soledad (la más oriental) provenía del corazón, enardecido por saber que estaba allí, donde todos quieren estar aunque más no sea por una vez en la vida.

En breve, nos encontramos anclados en Port William de frente a la ciudad de Puerto Argentino y, subidos en una pequeña barcaza, nos internamos en el golfo de Stanley con una magnifica vista panorámica del único conglomerado urbano del archipiélago.

Pisar el suelo malvinense genera una comezón en el estómago y un fluir de sentimientos encontrados por estar en territorio argentino pero a la vez habitado por ingleses. La austeridad es lo que caracteriza a esta ciudad, junto con el orden y la limpieza típicamente británica. Más allá de eso, lo que llama la atención al extranjero latino, es la circulación en sentido inverso de los automóviles, que puede llevar a más de un susto para el caminante descuidado acostumbrado a conducirse por la derecha.

La arteria principal es Ross Road, que se extiende unos 2.000 metros hacia ambos lados del puerto y constituye los límites del poblado. Tomando dirección oeste sobre esta “avenida costanera” encontramos todos los edificios públicos y religiosos como ser el Correo, la Policía, la Iglesia, Oficinas Gubernamentales, y la conocida Residencia del Gobernador. Entremezclados, un puñado de locales comerciales, hoteles y bodegones completan los servicios disponibles. Quizá lo más interesante e inexcusable  del recorrido es el monumento a los “libertadores” (ingleses) de junio de 1982, atravesado por la Thatcher Driver. Todo un símbolo. Por último un barco encallado en las cercanías marca el fin del casco urbano.

Luego de este interesante city-tour, me preparé para lo que sería lo más emotivo del viaje: visitar el cementerio de los soldados caídos en combate en Darwin.

Desandar una ruta polvorienta entre campos minados es toda una novedad, y tratar de dilucidar los pensamientos de Rebecca (kelper y guía del viaje), fue todo un logro, los lugareños son muy reservados. Lo que pude apuntar fue que: en las islas viven 5.000 personas (la mitad de ellos militares). Salvo Puerto Argentino, en el resto del archipiélago existen solamente cascos de estancias habitadas por un puñado de hombres dedicados a la cría extensiva del ganado ovino. La pesca es su otra actividad importante, y la explotación petrolera se encuentra recién en su fase exploratoria.

Las tierras montañosas centrales de Monte London, son las únicas elevaciones importantes de las islas, que sobresalen de los cantos rodados y pastizales achaparrados que opacan el paisaje, y demuestran la crudeza del clima. A mitad de camino, la grandilocuente base militar de  Mount Pleasant, reafirmaba la presencia inglesa a fin de evitar una improbable invasión extranjera.

Polvo y piedras se sucedían a medida que transitábamos los 120 kilómetros del viaje. Un  cartel que decía “Argentine Cemetery”, emplazado en la parte más angosta y en pleno corazón de la isla Soledad, nos desvió hacia el mar para presentarnos este panteón, monumento al heroísmo, que enmudeció el aire al ser contemplado.

A medida que me acercaba a las estoicas cruces blancas, la tristeza me invadía el cuerpo y frente a una de ellas recordé “aquél chocolate en barra” que habíamos comprado junto a mis padres y la “cartita” que escribí en la escuela con la intención de ser entregados a estos chicos que se encontraban tan lejos y olvidados. Pero saber, varios años después, que la mayoría del cargamento se quedó burocrática y bochornosamente en el país, me quebró en un llanto sin consuelo.

Sin embargo, la vida me dio revancha y pude llevar una nueva carta que escribí después de leer y discutir mucho sobre el tema “a los changos de Malvinas”, que ignoraban lo que les esperaba hace 26 años atrás.

Un par de horas después, mirando el horizonte circundante y reconfortado por haber cumplido el sueño de acompañar a estos compatriotas que gloriosamente dejaron sus vidas en estas tierras y que siguen haciendo patria con su presencia infinita, me marché bajo un cielo que comenzó a oscurecerse junto al viento malvinense que inició su estampida con mayor fuerza. El mal tiempo se avecinaba.   

Hoy, en la comodidad de mi casa, recuerdo a la distancia la experiencia vivida, y reflexiono sobre si no pudo haber otra solución para este tema, y si las islas volverán a ser nuestras algún día, no lo creo. Pero a la vez siento que “Las Malvinas” son argentinas, en el corazón de todos nosotros.

Turismo – Visita Virtual Guiada: «Camino Real – Estancia Jesuítica de Jesús María»

Construida en el Siglo XVII, forma parte de la red de Estancias Jesuíticas que abastecían al Colegio Máximo de la ciudad capital, hoy Universidad Nacional de Córdoba, y que fueron declaradas Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 2000. Edificio de refinadas líneas, fiel exponente del barroco colonial, cuya particularidad residía en la elaboración del vino lagrimilla, pionero de la industria vitivinícola del país. Desde la Caja los invitamos a disfrutar de este colorido paseo virtual acompañados de la guía Claudia Suárez. Que lo disfruten!

Turismo – “Paseos sobre rieles ” – 1° Parte –

Por: Lic. Mariano Guerrieri

Argentina tuvo una de las redes ferroviarias más largas del mundo. En sus tiempos gloriosos, llegó a contar  con cerca de 50.000 km de vías a mediados del siglo XX. Si bien, y luego de las privatizaciones ocurridas en la década de los `90,  los kilómetros en servicio se redujeron a menos de mitad. Existen en el país, formaciones emblemáticas que sumergidas en prístinos paisajes, se convirtieron en recursos turísticos de jerarquía mundial.

En este artículo, que será dividido en dos entregas, nos dispondremos a detallar los más importantes ramales, reconocidos por los turistas nacionales e internacionales.

El más famoso y emblemático de todos, es el Tren de las Nubes o a las Nubes, en la provincia de Salta. Perteneciente a la línea General Belgrano e inaugurado en el año 1948 con el nombre de Ramal C-14 o “Huaytiquina” (paso fronterizo por el que transitaría en un primer momento). Fue el segundo ferrocarril transandino del país, después del de Los Andes – Mendoza. Uniendo la ciudad de Salta y Antofagasta en la República de Chile, por el paso de Socompa. Contaba con 571 km de extensión, 1.400 curvas, 21 túneles, 30 estaciones y 13 viaductos. Entre ellos, los del río Toro y el viaducto La Polvorilla, espectacular por donde se lo mire, y emblemática postal turística. Éste viaducto, tiene una longitud de 223 mts, 63 mts  de alto respecto al suelo y 1.590 toneladas de metal, a una altura de más de 4200 msnm. Impactantes números que lo convierten en uno de los tramos ferroviarios más altos del mundo. En su momento, fue la obra ingenieril más importante del país, y por ello, declarada Monumento Histórico Nacional.

Si bien, desde el año 2015 el servicio en tren sólo está disponible entre San Antonio de los Cobres y el viaducto La Polvorilla, el resto del paseo se realiza en bus con guías bilingües y con la posibilidad de degustar platos típicos, adquirir artesanías y relacionarse con las comunidades locales, descendientes de los Diaguitas, con influencia incaica.

En el otro extremo del país, hacia el poniente y dentro del Parque Nacional Iguazú, que protege las famosas cataratas, se encuentra el Tren Ecológico de la Selva. Moderno ferrocarril de trocha angosta, propulsado por gas licuado, combustible no contaminante, que en su trayecto de 3.700 mts. Permite al visitante adentrarse en la selva en galería, y deslumbrarse con la presencia de más de mil especies de árboles y plantas, entre cantos de pájaros, aullidos del mono carayá y escurridizos coatíes.

El trayecto, acompañado por los aromas húmedos del ambiente acariciando la piel del visitante, permite acceder a las estaciones Cataratas y Garganta del Diablo. La primera, para descubrir y mojarse en las caídas de agua de los paseos Superior e Inferior. Y, la segunda, para admirar el salto más importante del parque y del mismo nombre. Una experiencia sobrecogedora que avala su denominación como Patrimonio de la Humanidad y ser considerada una de las Siete Maravillas Naturales Mundiales.

En territorio cordobés, el Ramal A-1 del ferrocarril General Belgrano, inaugurado en 1889 como transporte de carga y pasajeros que unía la ciudad de Córdoba con el Valle de Punilla hasta Cruz del Eje, fue uno de los transportes más utilizados de la provincia hasta su desafectación a mediados de los años ´70.

 Después de muchas idas y venidas, desde 1993 fueron reabiertas las vías con fines turísticos recibiendo el nombre de “Tren de las Sierras”. Pero no fue sino hasta el año 2007 que el tren cobró impulso y se tornó en un clásico paseo ferroviario que atraviesa las Sierras Chicas de este a oeste, desde la estación Alta Córdoba de la capital provincial, hasta la ciudad de Cosquín. En su derrotero, paralelo al margen izquierdo del río Suquía, recorre zigzagueante la quebrada de Bamba, en pleno corazón serrano, entre aromas de poleo y peperina, pasando cerca del Embudo del Lago San Roque, para culminar en ciudad “Capital Nacional del Folclore”. El paseo dura un poco más de dos horas y es ideal para disfrutarlo en familia.

En la zona norte Buenos Aires, y a lo largo de 15 km se desarrolla el ramal turístico Tren de la Costa, que une los aristocráticos municipios de Vicente López, San Isidro, San Fernando, hasta llegar a Tigre. Ex Ramal Retiro-Delta (Ferrocarril Mitre) construido a finales del siglo XIX, en 1995 se inauguró como transporte turístico, a lo largo de 11 estaciones que fueron reacondicionadas para recibir a los visitantes con locales gastronómicos y comerciales. En su recorrido, paralelo al Río de la Plata, se disfrutan de cuidados espacios verdes de un lado y elegantes casonas con refinadas líneas arquitectónicas del otro. Para luego llegar al Tigre y poder disfrutar del colorido Mercado de Frutos, el Parque de la Costa y por qué no, darse una vuelta en los barcos-colectivos del Delta.

En las alturas, desandando los paisajes selváticos y serranos o en el asfalto de las grandes ciudades, subirse a un tren y dejarse llevar por las vías, es un viaje de romántica introspección.

Apunte de viaje: El Departamento de Turismo de la CPS, permitió a sus afiliados, experimentar el recorrido del Tren de las Nubes y el Tren de la Selva, en sendos viajes grupales.