Por: Lic. Mariano Guerrieri

Viajar en tren es una de las experiencias más fascinantes que puede experimentar un viajero aventurero, el suave movimiento lateral, sumado al chirrido de las vías al paso de la formación genera una plácida melodía, ideal para la contemplación del paisaje y más aún si hablamos de nuestra Patagonia.

Si bien, la red ferroviaria argentina fue una de las más extensas del mundo, que tranquilamente podía unir a todas las capitales de la Europa occidental, estuvo mayoritariamente concentrada en la zona centro y norte del país. En cambio, en la región patagónica, fueron muy pocos los ramales dispuestos y prácticamente desconectados de la red nacional. Su tendido obedecía más a necesidades locales de transporte de materia prima extractiva (mineral y forestal), que de traslados de personas.

Sin embargo, en la actualidad y de la mano del turismo, el visitante puede disfrutar de hermosos paseos y deleitarse con el paisaje y la historia de esta inhóspita región, en las reacondicionadas y bien mantenidas formaciones ferroviarias.

Recorrer toda la estepa patagónica, desde el mar hasta los pies de la cordillera, es posible con el Tren Patagónico, que une las ciudades rionegrinas de Viedma, su capital, con San Carlos de Bariloche con el lago Nahuel Huapi como corolario. El recorrido, por tierras desérticas, ventosas, de bajos y escalonadas lomadas, tarda cerca de 20 hs, para completar 827 km, transitando por vías construidas entre 1910 y 1934, y que pertenecieron al Ferrocarril General Roca, hoy en manos provinciales.

El Tren Patagónico sigue cumpliendo una función social de unir pueblos y personas, en estas salvajes geografías, de las más deshabitadas del país. Pero que cada vez cautivan más a viajeros de todos los rincones del globo, fascinados por la inmensidad del paisaje.

El pasajero puede disfrutar el viaje en confortables y acondicionados vagones, que cuentan  con servicios primera, pulman y camarote, además de un coche comedor y automovilera.

El famoso Viejo Expreso Patagónico, más popularmente conocido como “La Trochita”, por su ancho de vía (75 cm) o económica, surca las tierras chubutenses en paralelo a la Cordillera de los Andes, y es uno de los pocos trenes en su tipo que aún circulan en el mundo.

Este ferrocarril a vapor, declarado Monumento Histórico Nacional, cuenta con locomotoras (alemanas y estadounidenses) y vagones de madera fabricados en 1922. Tuvo su viaje inaugural en 1945 como extensión del Ramal General Roca para unir la ciudad de Esquel, en Chubut, con la estación Ingeniero Jacobacci en Río Negro.

En la actualidad, los turistas intrépidos, pueden disfrutar de dos tranquilos paseos, el primero, Estación Esquel-Nahuel Pan y otro, más extenso El Maitén – Desvío Ing. Thomae en tierras rionegrinas, entre el crujir de la madera con el vaivén de las formaciones y cercanos a las salamandras de los vagones que climatizan el ambiente para escuchar historias de extranjeros europeos, bandoleros y antiguos pobladores. Al final de los paseos, además, se pueden compartir sabrosas experiencias gastronómicas con las comunidades mapuches-tehuelches que habitan la zona.

Como última estación, y en los confines del territorio argentino, el Tren del Fin del Mundo, se nos presenta en un curioso convoy moderno de trocha angosta, que recorre los últimos 7 km, de los 25 originales, del llamado “tren de los presos”, entre lagos, castoreras, montañas de cumbres con nieves eternas y bosques de lengas y ñires.

En efecto, el ferrocarril más austral del mundo, ubicado en la ciudad de Ushuaia en la provincia de Tierra del Fuego, fue construido a principios del siglo XX por los presidarios alojados en el penal que dio origen al poblado, con la idea de trasladar los árboles que se extraían del bosque y que servían como materia prima para la construcción y calefacción.

El cautivante paseo ferroviario guiado, cuenta la historia del surgimiento de la ciudad y los famosos presos que pisaron tierra fueguina, entre importantes criminales  como el  “petizo orejudo” o presos políticos, como el anarquista Simón Radowitzky.  Mientras, tanto, el viaje continua entre cascadas y ríos escarchados que maravillan al pasaje al ingresar al Parque Nacional Tierra del Fuego.

Sea al norte, sur, este u oeste del territorio nacional, estos exponentes de la industria ferroviaria, rememoran el espíritu de trabajo y esfuerzo de muchas argentinos que hicieron grande el país, y que hoy, a través de los viajes contemplativos, se les rinde homenaje.

Apunte de viaje: El Departamento de Turismo de la CPS, organizó varios viajes grupales a la ciudad de Ushuaia, en los mismos, nuestros matriculados pudieron transitar las vías del Tren del Fin del Mundo.