Luciano Camio (*)
“Dar ocasión para que la lectura tenga lugar. Garantizar un espacio y un tiempo, textos, mediaciones, condiciones, desafíos y compañía para que el lector se instale en su posición de lector, que, ya vimos, no es mansa, obediente y automática, sino personal, audaz, expectante…, y haga su lectura”.
Graciela Montes, La gran ocasión
Decimos que las infancias no leen. Su capacidad de atención es muy limitada para la lectura de libros. Su conocimiento del mundo es demasiado limitado para las grandes ideas. Malgastan tiempo frente a la pantalla del celular, la computadora o el televisor. ¡Y esto no puede estar más lejos de la realidad!
Durante la infancia y la adolescencia se lee. Y se lee mucho. De hecho, niños y adolescentes acostumbrados a leer mucho más que las generaciones anteriores. Cuando un adulto se me acerca con alguna de las afirmaciones anteriores, mi pregunta es siempre la misma: ¿Y vos leés? ¿Te juntás con tu hijo, con tu hija a leer? ¿Tus hijos te ven leer? Y ahí surge una respuesta un tanto dudosa, avergonzada… “Bueno, no, pero…” Y siempre la falta de tiempo… ojalá hubiera más tiempo para leer… hoy en día hay tan poco tiempo.
Durante la infancia y la adolescencia se lee. Se lee de manera diferente. Hay una sobreabundancia de datos, un desorden de información que es necesario procesar para convertir en conocimiento. Ahora, la pregunta es ¿qué leen? ¿Leen material de calidad? ¿Leen textos que los interpelan, que les hablan directamente a su realidad, a lo que están viviendo? ¿Cómo los estamos acompañando -nosotros, los adultos, padres, madres, docentes- en este proceso de selección de material de calidad?
El mundo de la literatura infantil y juvenil ha cambiado mucho en los últimos treinta años. Hay todo un universo para ser explorado y descubierto. Los niños y los adolescentes lo van a encontrar fascinante. Nuestra tarea es mostrarles el camino y dejarlos que lo exploren solos.
Libros álbum, microrrelatos, novelas gráficas, manga, twiteratura, recitales de poesía… Sumados a las formas más tradicionales, historias y novelas, la creación literaria ha dado luz a nuevas y fascinantes formas de contar historias. Novelas que se escriben en tweets, personajes que viven en videojuegos, historias narradas a través de textos visuales y textos escritos. Formas antiguas de narración oral están siendo redescubiertas y adaptadas a nuestros tiempos a través de las palabras de poetas que comprenden y resignifican la belleza de las palabras, los sonidos, el ritmo y la oralidad. El abanico de habilidades y destrezas necesarias para leer estas nuevas formas de literatura es muy amplio, muy variado. Y los niños y los jóvenes están listos para aceptar el desafío.
Nuestro trabajo como padres, madres y educadores es mostrarles este nuevo mundo, un mundo de creaciones literarias que les habla directamente a ellos, aunque nos resulte difícil aceptarlo. Los niños y adolescentes rechazan el carácter pedagógico, moralista de la literatura del pasado. Buscan delinear sus propias trayectorias lectoras, llegar a destinos propios, realizar sus propios descubrimientos. Solo tenemos que darles la llave para destrabar este nuevo universo, leer con ellos lo que ellos quieren leer y no lo que nosotros queremos que ellos lean, dejarlos dar sus primeros pasos, dejarlos cometer errores. Dejarlos seguir su propio camino.
Un recorrido fascinante los espera.
(*) Traductor literario y técnico-científico. Educador. Director de Nivel Secundario de Academia Argüello y coordinador de talleres de lectura para adultos.