Por: Lic. Mariano Guerrieri
Existen en nuestro país hermosos monumentos cargados de simbolismo pero que, por diferentes causas, están olvidados o “escondidos” al ciudadano común. La estatua del Cristo Redentor de Los Andes, en el límite mendocino entre Argentina y Chile es un fiel reflejo de ello.
La Ruta Nacional N° 7 que atraviesa de este a oeste la provincia de Mendoza, nos conduce por un pintoresco derrotero de atractivos antes de cruzar al país trasandino como ser: Vallecitos, el hermoso dique de Potrerillos, Uspallata, Penitentes y su centro de esquí. El impactante Puente del Inca y el “mirador “ del Aconcagua, antes de llegar al poblado de Las Cuevas, último rincón argentino. Precisamente, es en este paraje donde se abre, a mano izquierda, un polvoriento camino de cornisa y grava que nos lleva al monumento de “la hermandad”.
Ubicada a 3854 m.s.n.m. la estatua del Cristo Redentor, impone su presencia con 7 metros de altura y un peso de 4 toneladas, obra del escultor Mateo Alonso, y apoyada sobre un pedestal de 6 metros, diseñado por el ingeniero Juan Molina Civit, que la vuelve grandilocuente.
Emplazado en el antiguo paso Uspallata, un abra de dos portezuelos contiguos que unía a la ciudad homónima y Juncal, del lado chileno, y que viera el paso de la 2° columna del Ejército de Los Andes comandada por el Gral. Juan Gregorio de las Heras. Además en 1817. Fue, además la principal vía de comunicación entre ambos países hasta que se inauguró el túnel del Paso Internacional “Los Libertadores” en 1980. A partir de ese momento, el camino y el monumento quedaron en el olvido.
Sin embargo, los motivos de su creación engrandecen su presencia. En efecto, con más de 4.500 km de frontera, Argentina y Chile mantuvieron (y mantienen), conflictos por la demarcación de sus límites. Y así como sucediera en 1979, a finales del siglo XIX, ambos países estuvieron cerca de un conflicto bélico que se subsanó con el “Abrazo del Estrecho”, entre los presidentes Julio Argentino Roca y Federico Errázuriz Echaurren, frente a la ciudad de Punta Arenas en la entrada misma al Estrecho de Magallanes, en febrero de 1899.
Este episodio, fue el movilizador para que la iniciativa del Obispo de San Juan de Cuyo, Monseñor Marcolino del Carmelo Benavente de construir un monumento a la paz, tomara cuerpo y comenzara una colecta entre las familias adineradas del país de la mano de Ángela de Oliveira César de Costa, presidenta de la “Asociación de Madres Cristiana” y amiga de Roca.
Una vez que la figura estuvo terminada, se dispuso el traslado de las piezas de bronce por tren durante 1320 km hasta Las Cuevas y de allí, a lomo de mula, hasta su emplazamiento actual.
Para montar la estatua, se necesitaron más de 100 personas trabajando arduamente en un ambiente hostil, con un fuerte viento que abrazaba la fe de estos hombres. La imagen del Cristo erguido, que mira hacia el límite internacional, se yergue sobre la mitad del globo terráqueo en la porción hemisférica sur, la mano izquierda sosteniendo la cruz, la derecha, en gesto de bendición al viajero, ante una mirada misericordiosa.
El acto inaugural fue el día 13 de marzo de 1904, y participaron del mismo más de 3.000 personas venidas de ambos lados de la cordillera, entre políticos, militares, lugareños, trabajadores del ferrocarril y del telégrafo.
La repercusión mundial de lo acontecido fue inmediata, como símbolo de paz y hermandad, por lo que se mandó a erigir una réplica en el Palacio de la Paz, en La Haya (Países Bajos), donde sesiona la Corte Internacional Justicia.
Llegar hasta esta inhóspita comarca en la inmensidad de Los Andes, y contemplar la piadosa imagen del Cristo, nos aferra a la contundente frase pronunciada por el Obispo chileno de Ancud, Ramón Ángel Jara, durante el acto inaugural, “Se desplomarán primero estas montañas, antes que argentinos y chilenos rompan la paz jurada a los pies de este Cristo Redentor”. Ojalá que así sea, está en nosotros asegurarla.
Apunte de viaje: El Cristo Redentor de Los Andes se ubica a 9 km de Las Cuevas, y desde Mendoza parten excursiones para admirar este colosal monumento.