Por: Lic. Mariano Guerrieri

La grandiosidad paisajística y la mescla de culturas, hacen de Argentina uno de los países más variopintos y cosmopolitas del mundo. Por si ello no fuera poco, esconde en cada rincón curiosas comarcas e increíbles historias, que en este espacio viajero les permitiremos conocer. Hoy descubriremos Itá Pucú.

Localizada en el corazón de la provincia de Corrientes, Itá Pucú, (“Piedra larga” en guaraní), es un conjunto pétreo de unos 50 metros de diámetro, que brota de la ondulada planicie provincial, y que llama la atención porque pueden ser vistas desde muy lejos. El asombro en la cara de los turistas que tratan de dilucidar, qué hace éste cúmulo rocoso en la inmensa llanura, es digna de fotografiar.

Para los pueblos originarios, las piedras crecían, algo que por supuesto no es cierto, pero con alturas de 7 a 10 metros, estos dólmenes constituyen el último afloramiento de antiguas sierras que hoy subyacen bajo el territorio de la Mesopotamia argentina formando las famosas cuchillas.

Una leyenda ancestral, cuenta que la joven Mirí estaba enamorada de Itá, por ello, todos los días luego de terminar sus quehaceres, iba al lugar a contemplar a su amor. Un día, Mirí no encontró en el sitio a Itá y lo buscó infructuosamente por todos los rincones. Cuando la joven volvía al lugar de siempre, encontró a su amado acompañado de otra mujer. La tristeza de Mirí fue tan grande que al ir al encuentro de Itá, lo sintió frío y duro de sentimientos, la joven rompió en llanto por su amor no correspondido, y en ese preciso instante, Itá se convirtió en una piedra gélida y erguida.

En el siglo XIX, el lugar fue remonta de caballería (cría, recambio y acondicionamiento de caballos), y por allí pasaron ilustres figuras militares y políticas nacionales. Entre ellas, el General José María Paz, cuando fundó en 1841 el Ejército Libertador de Corrientes, para hacer frente al gobierno de Rosas. Giuseppe Garibaldi, artífice de la unificación italiana, tras ser vencido por las tropas centrales en Costa Brava. Y Bartolomé Mitre, de regreso de la Guerra del Paraguay, para hacerse cargo de la presidencia de la Nación. Por ello es considerado un lugar histórico.

A unos 30 kilómetros en dirección noroeste de Itá Pucú, sobre RN 123, se encuentra la ciudad de Mercedes. Hermosa localidad fundada en 1834 y con reminiscencias coloniales en las fachadas de sus edificios. Es el portal de acceso a los famosos Esteros del Iberá y posee un desarrollado equipamiento hotelero y gastronómico. Dignos de conocer son, sus pintorescos Carnavales, su Museo de Ciencias Naturales, el más importante de la Mesopotamia y el Palacio Municipal, de dos plantas, cuyos frentes, recuerdan al Cabildo de Buenos Aires en su parte superior y, a la Casa de la Independencia, en planta baja.  Pero lo más curioso, es observar el parsimonioso nado de las tortugas de río (del género podocmenis), en la fuente de la plaza central 25 de Mayo. Todo un patrimonio de la ciudad.

A unos 6 km de Mercedes, podemos encontrar el santuario del Gauchito Gil, uno de los “santos populares” más venerados en el país junto a la Difunta Correa. Según una de las versiones, Antonio Plutarco Cruz Mamerto Gil Núñez, fue un gaucho correntino que tuvo un amorío con una viuda acaudalada y por ello, perseguido por el comisario del pueblo que también pretendía a la mujer. Al exponer su libertad, se alistó en el ejército para luchar en la Guerra de la Triple Alianza. A su regreso, desertó de las filas militares, y con ello marcó su fatídico destino.  Fue aprendido por el policía y llevado a ejecución. Antes de ser degollado por su verdugo, le dijo a éste, que rezase en su nombre porque su hijo estaba muy enfermo. El comisario, al regresar a su casa y ver que su vástago agonizaba, rezó en nombre del gaucho y el niño curó milagrosamente.

Ésta y muchas historias más se pueden develar en tierras de la yerba mate, y allá a lo lejos, Itá Pucú, firme y erguida, cual celoso centinela, espera al aventurero que desanda los caminos.

Apunte de viaje: La ciudad de Mercedes es el punto de partida para visitar el Parque Nacional Esteros del Iberá, uno de los reservorios más importantes del Acuífero Guaraní y agua dulce en Argentina.