Por Lic. Mariano Guerrieri

Según las grandes teorías de la evolución del hombre y el poblamiento mundial, podemos decir, de manera sintetizada, que el Homo Sapiens (hombre pensante) surgió en África, luego pasó por el continente eurásico y a través del estrecho de Bering, ingresó a América. Por consiguiente, y siguiendo la ruta migratoria hacia el sur, se entiende, que los últimos territorios colonizados por la avanzada de éstos hombres, fueron los patagónicos, y de ello Las Cuevas de las Manos son el testimonio prehistórico más antiguo que se conocen en el país.

Situadas en el extremo noroeste de la provincia de Santa Cruz, cercanas a la mítica Ruta 40 y a 57 km al sur de la pequeña localidad de Perito Moreno, las Cuevas de las Manos tienen una antigüedad de 9.300 años a.d.P (7.350 años a.J.C), que las convierten en una de las expresiones artísticas aborígenes más longevas del continente sudamericano.

Llegar al lugar deja asombrado al visitante, tanto por la frescura de las pictografías como por la altura en la cual están plasmadas, a tres o cuatro metros hacia arriba. Por lo que se cree, fueron realizadas por unos pocos “encargados” del lugar dirigidos por curacas o chamanes, que pasaron la técnica de generación en generación, por ello las estampaciones de las manos son asombrosamente uniformes.

Fue un centro sagrado y de peregrinación de las comunidades cazadoras y recolectoras, antepasados de los tehuelches patagónicos, que pedían a estos “artesanos” dejar su impronta.

Curiosamente, de las 829 manos contabilizadas, sólo 36 son diestras, proporción similar a la cantidad de derechos y zurdos en el mundo (94% de los primeros), lo que explica la antigua técnica aerografía utilizada, donde el material cromático (proveniente de las plantas, rocas trituradas, sangre y grasa animal), se aplicaba en forma de aerosol, soplando a través de huecos longitudinales realizados en pequeños huesos y sostenidos por la mano derecha, apoyando la mano izquierda al muro para así, copiar su contorno.

Acompañan a las siluetas de las manos, escenas de cazas con predomino de animales como el guanaco, choique o ñandú, piches y matuastos (lagarto patagónico) animales típicos de la zona, considerados, éstos, los dibujos más antiguos. Más cercanos en el tiempo, figuras abstractas y geométricas (zigzag, triángulos, círculos concéntricos y mandalas), que se extendieron a los quillangos y toldos de los aborígenes que tuvieron contacto con el hombre blanco.

El grandilocuente paisaje del Cañadón del Río Pinturas, que sirve de soporte y protección a estos reservorios de arte rupestre, deja extasiado e insignificante al aventurero que se adentra en este rincón preciado del país declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Bitácora de Viaje: En la Estancia Los Toldos (también en Santa Cruz) y en el centro sur de la provincia de Chubut, cerca de la localidad de Sarmiento, existen otros dos yacimientos similares de impresión de manos, y se similar antigüedad.