Por: Lic. Mariano Guerrieri
En los albores de la humanidad, los desplazamientos tenían como objetivo satisfacer las necesidades básicas con la caza y la recolección. Luego, una vez asentados, los movimientos fueron motivados por la comercialización y el trueque de mercaderías. En un tercer estadio, buscando calidad de vida y la salud corporal, las zonas con presencia de aguas termales cobraron importancia hasta nuestros días. Termas de Río Hondo es un fiel reflejo de este fenómeno.
Conocidos son los baños termales en las villas romanas llamados balneae, pioneros en crear infraestructura para asistir al visitante. Aunque en América, y para la misma época, los primitivos habitantes ya conocían las bondades curativas de las aguas mineralizadas, y le asignaban un efecto purificador, no sólo del cuerpo sino también del alma. Una creencia espiritual, ya que el líquido sanador provenía de las entrañas de la Pachamama (en quechua, madre tierra). Famosas son las fuentes de Uyurmiri en Cuzco y los baños de Cajamarca y Machu Picchu en el período incaico.
En territorio argentino, la región de la actual provincia de Santiago del Estero, era conocida por los antiguos nativos como el lugar del Inti Yacu (agua del sol), y la hondonada de Termas de Río Hondo como Yacu-rupaj (aguas calientes), por el afloramiento a altas temperaturas del vital líquido. Entre historias y leyendas, se dice que el quechua santiagueño, hablado e inmortalizado en chacareas y zambas, proviene de esos visitantes venidos del Tahuantinsuyo peruano.
En la actualidad, Termas de Río Hondo, ubicada a 68 km de la ciudad de Santiago del Estero por RN 9, es considerado el destino termal más importante de Argentina y Sudamérica. Debido, a no sólo la envergadura de su infraestructura turística y de servicios, sino también, producto de que la ciudad está asentada sobre catorce napas mesotermales con agua mineromedicial. En efecto, en los hoteles y casas particulares de la ciudad, al abrir la canilla sale agua termal.
El agua presente en Termas de Río Hondo, proviene de las sierras del Aconquija en la provincia de Tucumán, que al bajar hacia el este y por calentamiento por gradiente térmico brotan a una temperatura que va desde los 35 a 45º C. (mesotermales), y cuyos beneficios para la salud son altamente reconocidos. Las aguas carbo-ionizadas, ayudan al crecimiento de las células, alivian problemas reumáticos, respiratorios, psoriasis y eczemas en la piel, además de mejorar la circulación sanguínea y la digestión.
En los últimos años, la “Ciudad Spa”, ha ampliado y diversificado su propuesta turística. La inauguración del autódromo internacional, la convirtió en la meca del deporte motor a nivel nacional. Además, dentro del predio del mismo, funciona el Museo del Automóvil, con valoradas piezas de la industria automotriz de calle y deportivas.
Para los amantes de la naturaleza, y sobre el Río Dulce, la isla de Tara Inti (isla del sol), permite un paseo natural guiado por la flora y fauna de la región del chaco seco. Además, en el espejo de agua del dique Frontal Río Dulce, inaugurado a finales de los años `60, se puede practicar actividades acuáticas embarcadas y la pesca deportiva del dorado, el gran luchador de los ríos.
El casino, las ferias de artesanos, con la cestería de fibra vegetal como estandarte, entre tortillas y “chipacos” (pan con chicharrón), saborear un cabrito a la parrilla en las peñas folclóricas animadas con bombos legueros y ocurrentes humoristas completan las posibilidades de esparcimiento del lugar.
La tranquilidad de la comarca y la de sus pobladores, se respira en cada rincón de Termas de Río Hondo. La espiritualidad y la sensación de bienestar que se alcanza tras la inmersión en sus aguas curativas, refuerzan el ideal místico que le asignaban los antiguos pobladores.
Apunte de viaje: El Departamento de Turismo de la CPS realizó, todos los años un viaje a Termas de Río Hondo con una alta adhesión por parte de nuestros afiliados.