Por Juan Turello (*)
Los datos estaban ahí. Sólo hizo falta una descoordinación en el Gobierno para que la crisis financiera se acelerara. Y nadie sabe cómo se detendrá y a qué costo.
En la primera semana de junio, Energía Argentina (ENARSA) -la empresa encargada de comprar en el exterior la energía que necesita el país- decidió vender bonos en pesos para adquirir dólares y pagar la importación de barcos con gas natural licuado (GNL).
El dato reveló que el Banco Central (BCRA) carecía de reservas genuinas para afrontar una importación clave para que las familias puedan calefaccionar sus hogares en invierno y las empresas puedan sostener el ritmo de producción.
El lunes 27 de junio, la entidad monetaria decidió que las importaciones con despacho en la Aduana de Buenos Aires se cancelarán a 180 o a 360 días, según el bien importado. Un virtual cierre de importaciones, salvo que las compañías financien los ingresos con recursos propios.
El presidente del BCRA, Miguel Pesce, se sinceró: “Las medidas son para evitar una devaluación brusca”.
Las restricciones a las importaciones provocarán una caída de la actividad, menos empleo y más inflación, porque los comercios subirán los precios de manera “preventiva” para cubrirse de lo que vendrá o de la no reposición de un bien.
¡Y la deuda en pesos!
Los temores se aceleraron en el mercado de la deuda en pesos. Los inversores estiman que el Tesoro deberá -en un plazo no muy prolongado- “reperfilar” (postergar) los vencimientos.
La agencia Bloomberg lanzó un pronóstico de “default” si el Gobierno no asume una devaluación y un recorte del déficit.
Los instrumentos ajustados por CER incrementan en ¡18 mil millones de pesos por día! la deuda en pesos, dado el tipo de ajuste indexatorio que se aplica (inflación más 3,3% ó 4,26%, según el bono emitido).
¿Es sustentable ese esquema? Las dudas del mercado están vinculadas con ¡los cuatro billones de pesos! que vencen en el segundo semestre.
Los dólares financieros (Contado con liquidación -CCL- y Bolsa: MEP), alcanzaron cotizaciones récord. El pequeño ahorrista se acopló a la tendencia y el valor del dólar blue alcanzó nuevos máximos.
Refinanciar la deuda en pesos es un problema para una administración que no puede acudir a la “maquinita” porque ya recibió “adelantos transitorios” del Central por 282.500 millones de pesos, por la fuerte aceleración del gasto público.
El cocktail oficial no sólo incluye falta de dólares y problemas para la deuda en pesos: la imagen positiva del gobierno de Alberto Fernández ronda entre el 20% y 25%, según encuestas cualitativas de opinión (Synopsis, Giacobbe & Asoc., Management & Fit).
La sociedad desconfía de la gestión de Alberto Fernández, un insumo clave para revertir la tendencia de la crisis, que se alimenta de la pelea interna.
Las medidas que propone el kirchnerismo son malas recetas para encontrar una mejor solución.
Un botón de muestra: la eventual sanción de un salario universal para los desempleados agravaría aún más el gasto público, que el Fondo Monetario Internacional (FMI) pidió moderar este semestre.
Por ahora, la crisis no tiene un final previsible.
(*) Periodista. Analista en el diario La Voz del Interior y co-
conductor del programa Los Turello.