Turismo – Centinelas del mar – 2° Parte

Por Lic. Mariano Guerrieri

Los faros marítimos además de su importante función de salvaguarda, generan una inexplicable y magnética atracción a los turistas que deambulan las costas oceánicas, entre rías, caletas, penínsulas, siendo las postales más elegidas de las instantáneas familiares y de enamorados, en los infinitos amaneceres y atardeceres.

Del más de medio centenar de faros existentes en las costas atlánticas argentinas, hay un puñado que resaltan por sus características técnicas constructivas, su ubicación, historias vividas a su alrededor y por el patrimonio natural y cultural que vigilan.

Ubicado en la única isla “rocosa” de la desembocadura del Río de la Plata, testigo de la estadía forzada de cuatro presidentes argentinos, jurisdiccionalmente en aguas uruguayas, pero de soberanía argentina, el faro de la Isla Martín García, es uno de los más antiguos del país (1897). Fue construido en ladrillo y piedras extraídas de la propia cantera de la isla, y si bien por su escasa altura, no más de 10 metros, los añejos árboles que la circundan, dan sombra a su haz de luz, fue declarado Monumento Histórico Nacional, y es un edificio ineludible del circuito turístico principal de Martín García.

Quizá, de todos los faros, el más bonito sea el Río Negro, emplazado en la desembocadura del río del mismo nombre y en el famoso Balneario “El Cóndor”, a 30 km de Viedma, de un blanco inmaculado, es el más antiguo del territorio patagónico y posee forma cónica con una garita decagonal para el guardia en la base, cuya impronta simula una postal de Casa Pueblo del artista plástico Páez Vilaró, en Punta Ballenas, Uruguay.

En la saliente noreste de la provincia de Santa Cruz, existen dos faros de singulares características. El primero, llamado Beauvoir en homenaje al padre salesiano José María Beauvoir, gran conocedor y evangelizador de la estepa patagónica, tiene la particularidad de estar ubicado en el campanario de iglesia Nuestra Señora de la Guardia, en el centro de la ciudad de Puerto Deseado. Abastecido por electricidad, tiene un alcance de 19 millas náuticas (35 km). Por otro lado, al sur de la ría, en la Isla Pingüino, conocida por los navegantes de finales del siglo XVI, como lugar de aprovisionamiento por la gran cantidad de aves migratorias que anidaban en el lugar, como así también, grasa y cuero de lobo marino para combustible, se levantó una baliza de construcción mixta de 20 mts de altura, mampostería en la base y una torre de hierro que alberga el haz de luz de 12 millas náuticas.  Actualmente, la isla es una reserva natural y se realizan excursiones embarcadas para avistar la bulliciosa fauna marina que la habita, custodiadas por la torre lumínica.

En el extremo meridional del país, más precisamente en la punta norte de la Península Antártica, cerca de la Base Permanente Esperanza, se encuentra uno de los faros marítimos argentinos más nuevos. Reconstruido en la década de los ´90, en plástico reforzado de fibra de vidrio y pintado en blanco y negro. Es el faro que da la bienvenida a los exploradores del continente blanco.

Para el final, como perlitas, dos faros que no figuran en la lista por estar tierra adentro, pero que comparten un mismo nombre: “Faro del Bicentenario”, en conmemoración de la celebración de los doscientos años de la Revolución de Mayo. El primero, el reacondicionado faro del ecléctico Edificio Barolo en la Avenida de Mayo de Buenos Aires, concebido por el Arq. Palatini,  y que representa el Empíreo, el punto más alto del cielo, según la Divina Comedia del poeta Dante Alighieri, bajo cuyas premisas fue construido. Y por otro, la icónica torre de cemento emplazada en el Parque Sarmiento en Córdoba, y que forma parte del Complejo Cultural y Archivo Histórico provincial, con luces de tecnología LED que refleja el “progreso” de la ciudad mediterránea con su rayo de luz polícromo.

Sea como fuere, iluminen el mar, la entrada de los ríos o la llanura que no tiene fin, los faros siempre serán imanes para soñadores, embelesados y postales inolvidables de los viajeros incansables.

Bitácora de Viaje: Aconsejo husmear en la nube otros faros de Argentina, cada uno de ellos con una particular historia digna de conocer.

Turismo – Visita Virtual Guiada: «Plaza Colón y Espacios Conmemorativos»

Uno de los espacios verdes más antiguos y bellos de la ciudad, la Plaza Colón en el Barrio Alberdi, está adornada por una fuente, mástiles, macetones y estatuas que formaron parte del Pabellón Argentina, levantado en París durante la Exposición Universal de 1889, y cuyo valor patrimonial es incalculable. Recorrerla, junto con los espacios conmemorativos al Deán Funes y General Paz, es conocer y aprehender la riqueza cultural presente en Córdoba. La CPS los invita a disfrutar de este paseo de la mano del guía especializado Lic. Ariel Bustos.

Turismo – Centinelas del mar

Por Lic. Mariano Guerrieri

A lo largo de sus más de 4.000 km de costas, sin contar el sector antártico, la Argentina posee 62 faros marítimos, que custodian el Atlántico acompañando a los navegantes en sus travesías, y a los turistas, amantes de la fotografía y la contemplación, que buscan captar momentos únicos en un atardecer.

El aspecto actual de los faros, si bien su aparición es anterior a la civilización griega y romana, fue delineado a finales del siglo XVIII, con una torre cónica y una luz incandescente giratoria en el extremo superior, y que en sus primeros momentos, era abastecido por aceite de ballena, luego aceite mineral, electricidad y más cercano en el tiempo, por paneles solares. Su función, al llegar la noche, es la dar aviso a las embarcaciones de la proximidad de la costa y, según el intervalo entre destellos y el color del haz de luz, el tipo de accidente geográfico.

En las costas argentinas, hay faros para todos los gustos y exigencias. Los hay fotogénicos, como olvidados, masivamente visitados, como los ignotos, con nombres de santos y lugares, que dan inicio a la carretera más larga del país y los que inspiraron novelas mundialmente conocidas.

Entre los más visitados, podemos citar el de Punta Mogotes, al sur de la ciudad de Mar del Plata, famosa por ser el destino más importante del turismo nacional, como así también el faro Querandí, en las inmediaciones de Villa Gesell, la ciudad “hippie”, desde donde parten las excursiones por las dunas y bosques de coníferas para llegar a esta torre de mampostería, que con sus 54 mts, es el segundo faro en altura del país detrás del Recalada, ubicado en el partido bonaerense de Monte Hermoso, cercano a la ciudad de Bahía Blanca, y enteramente construido por tubos metálicos.

Ya en territorio patagónico, en la parte centro-este de la famosa Península Valdés, declarada patrimonio mundial de la UNESCO, el visitante puede vivir una experiencia increíble, la de pernoctar en un faro. En efecto, en las instalaciones del Faro Punta Delgada, se habilitó hace unos años un hotel y restaurante,  desde donde se tiene una visión del horizonte recortado por las siluetas de las ballenas francas y los delfines oscuros que juegan en el mar turquesa.

En el Estrecho de Magallanes, primer paso natural entre los océanos Atlántico y Pacífico descubierto por Fernando de Magallanes en 1520 durante su expedición a las Islas Molucas (Indonesia), en la punta final del territorio santacruceño, se yergue el faro de Cabo Vírgenes, tan inhóspito como increíble, azotado por los lastimosos vientos sureños,  habitado solamente por personal de prefectura naval y un par de intrépidos más. Curiosamente convertido en el kilómetro O de la maravillosa Ruta 40 que atraviesa de norte a sur el país.

Para el final, y ya en territorio insular, se destacan dos faros. El primero, llamado Les Éclaireurs, ubicado en un islote y harto visitado por los turistas que llegan a Ushuaia y se internan por el Canal del Beagle, es elmal llamado faro del fin del mundo.

En efecto, el verdadero faro más austral, y que inspiró al famoso escritor Julio Verne para crear su bet seller “Le phare du bout du monde”, en los albores de 1900, se encuentra en la Isla de los Estados. Inexpugnable confín nacional, separado de Tierra del Fuego por el bravo Estrecho de Le Maire, responsable de incontables naufragios, y donde se levanta el Faro San Juan de Salvamento, el más longevo del país y  testigo luminoso del paso de piratas, cazadores de ballenas y grandes héroes del mar como Luis Piedra Buena.

Contemplar el horizonte azul, bajo la sombra y el cuidado de estos vigías del mar es una experiencia desoladoramente fascinante.

Bitácora de Viaje: El Departamento de Turismo de la CPS, realizó varias excursiones donde los matriculados pudieron admirar a esas moles del mar.

Lic. Mariano Guerrieri

Turismo – Visita Virtual Guiada: “Plazas de Córdoba”

Las plazas, pequeños pulmones verdes urbanos, son testigos de grandes hechos históricos, como así también de amores, desencuentros, mitos y leyendas, perfilando la identidad y particularidad de las ciudades. En esta nueva visita virtual guiada, la CPS los invita a conocer los paseos que circundan al Palacio 6 de Julio y la Plaza Vélez Sarsfield, acompañados Lic. Ariel Bustos. Que la disfruten.

Turismo – Manos Pintadas

Por Lic. Mariano Guerrieri

Según las grandes teorías de la evolución del hombre y el poblamiento mundial, podemos decir, de manera sintetizada, que el Homo Sapiens (hombre pensante) surgió en África, luego pasó por el continente eurásico y a través del estrecho de Bering, ingresó a América. Por consiguiente, y siguiendo la ruta migratoria hacia el sur, se entiende, que los últimos territorios colonizados por la avanzada de éstos hombres, fueron los patagónicos, y de ello Las Cuevas de las Manos son el testimonio prehistórico más antiguo que se conocen en el país.

Situadas en el extremo noroeste de la provincia de Santa Cruz, cercanas a la mítica Ruta 40 y a 57 km al sur de la pequeña localidad de Perito Moreno, las Cuevas de las Manos tienen una antigüedad de 9.300 años a.d.P (7.350 años a.J.C), que las convierten en una de las expresiones artísticas aborígenes más longevas del continente sudamericano.

Llegar al lugar deja asombrado al visitante, tanto por la frescura de las pictografías como por la altura en la cual están plasmadas, a tres o cuatro metros hacia arriba. Por lo que se cree, fueron realizadas por unos pocos “encargados” del lugar dirigidos por curacas o chamanes, que pasaron la técnica de generación en generación, por ello las estampaciones de las manos son asombrosamente uniformes.

Fue un centro sagrado y de peregrinación de las comunidades cazadoras y recolectoras, antepasados de los tehuelches patagónicos, que pedían a estos “artesanos” dejar su impronta.

Curiosamente, de las 829 manos contabilizadas, sólo 36 son diestras, proporción similar a la cantidad de derechos y zurdos en el mundo (94% de los primeros), lo que explica la antigua técnica aerografía utilizada, donde el material cromático (proveniente de las plantas, rocas trituradas, sangre y grasa animal), se aplicaba en forma de aerosol, soplando a través de huecos longitudinales realizados en pequeños huesos y sostenidos por la mano derecha, apoyando la mano izquierda al muro para así, copiar su contorno.

Acompañan a las siluetas de las manos, escenas de cazas con predomino de animales como el guanaco, choique o ñandú, piches y matuastos (lagarto patagónico) animales típicos de la zona, considerados, éstos, los dibujos más antiguos. Más cercanos en el tiempo, figuras abstractas y geométricas (zigzag, triángulos, círculos concéntricos y mandalas), que se extendieron a los quillangos y toldos de los aborígenes que tuvieron contacto con el hombre blanco.

El grandilocuente paisaje del Cañadón del Río Pinturas, que sirve de soporte y protección a estos reservorios de arte rupestre, deja extasiado e insignificante al aventurero que se adentra en este rincón preciado del país declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Bitácora de Viaje: En la Estancia Los Toldos (también en Santa Cruz) y en el centro sur de la provincia de Chubut, cerca de la localidad de Sarmiento, existen otros dos yacimientos similares de impresión de manos, y se similar antigüedad.

Turismo – Visita Virtual Guiada – «Basílica Santo Domingo»

Ubicada en la zona céntrica de la ciudad, la basílica de Santo Domingo es uno de los templos religiosos más importantes de la región centro del país. De fachadas simples y estilo renacentista, sus cúpulas están adornadas por azulejos donados por el entonces presidente argentino Justo José de Urquiza. La basílica conserva en su interior, la imagen de la patrona de la Arquidiócesis de Córdoba: Nuestra Señora del Rosario del Milagro, en cuyo camarín se guarda, además, una bandera británica capturada durante las Invasiones Inglesas de 1807. La Caja los invita a disfrutar de éste nuevo paseo virtual acompañados por el Lic. Ariel Bustos. Acompáñenos!!

Turismo – “El Gran Humedal Correntino”

Por Lic. Mariano Guerrieri

La tierra, es llamada el planeta azul debido a que el 70% de su superficie está cubierta por agua. Sin embargo, solo el 2,5% es agua dulce, apta para el consumo y utilización humana. De ese pequeño porcentaje, un significativo treinta por ciento lo constituyen, la humedad del suelo y los acuíferos subterráneos como los Esteros del Iberá en la provincia de Corrientes.

Con una superficie de 12 km2, similar al tamaño de las Islas Malvinas, los Esteros del Iberá (“aguas brillantes”, en lengua guaraní), constituyen el segundo humedal más extenso de Sudamérica, luego del Pantanal (que comparten Brasil, Bolivia y Paraguay), y uno de los ecosistemas de mayor biodiversidad del territorio argentino.

Como un clásico documental de la sabana africana, el visitante puede experimentar la naturaleza viva al alcance de las manos. A través de caminatas y cabalgatas por los “embalsados”, enmarañados entrelazamientos de raíces de vegetación acuática, especialmente camalotes y amapolas de agua, que junto a la tierra de origen eólico, dotan de solidez suficiente a la superficie para caminar sobre ellas, creando la sensación de estar pisando una esponja.  

Generalmente estas excursiones, son seguidas con sigilo por un puñado de ciervos de los pantanos y algún que otro aguará guazú, inofensivo perro lobo de llamativo color rojo, con patas y orejas largas, especies autóctonas de estos parajes anegadizos.

Pasear en bote o kayak, permitirá al aventurero toparse con la desafiante mirada de alguna de las dos especies de yacaré que habitan los esteros, el negro y el ñato u overo. O podrá disfrutar de los escurridizos movimientos de los carpinchos, considerados los roedores más grandes del mundo, entre la espesura de los juncales.

Un espectáculo aparte es admirar las coloridas bandadas de aves que recortan y armonizan el cielo en el horizonte infinito de los atardeceres del Iberá.

Por la noche, la llegada de los habitantes nocturnos como el tatú carreta, zorros, gatos monteses, vizcachas, junto al croar de las ranas y sapos en las riberas laguneras y los aullidos de los monos carayá, que copan las alturas de los algarrobos o los ñandubay, constituyen una sinfonía natural, capaz de calmar a los corazones más nerviosos.

Desde la década del ´80 el acuífero fue declarado reserva provincial y desde el 2018, gran parte de su superficie se transformó en Parque Nacional, distinción mayor en cuanto a áreas protegidas en nuestro país, que salvaguarda para las futuras generaciones a las más de 600 especies de vertebrados que la habitan, entre peces, reptiles, aves, anfibios y mamíferos.

Paraíso internacionalmente reconocido, ubicado en el centro norte de Corrientes, y atravesado por una ruta natural de difícil acceso, llegar a destino, se ve más que recompensado por la grandilocuencia de la naturaleza que se apodera de uno y lo maravilla en cuerpo y alma.

Visita Virtual Guiada – “Museo de las Mujeres y Casa de la Historia del Movimiento Obrero”

En esta nueva visita virtual guiada, les proponemos conocer la historia y datos más relevantes de dos edificios céntricos de la ciudad, que fueron importantes espacios de discusiones políticas y sociales de finales del Siglo XIX y todo el Siglo XX. Hoy convertidos sendos Centros Culturales, uno el Museo de las Mujeres y el otro, la Casa de la Historia del Movimiento Obrero. El primero, conocido como “El Panal”, mandado a construir por el presidente Juárez Celman y el segundo, lugar donde se germinó “El Cordobazo”. La CPS los invita a disfrutar de este paseo virtual acompañados por el guía Lic. Ariel Bustos.

Turismo – Un oso andariego

Por. Lic. Mariano Guerrieri

A largo de los años, el arte como patrimonio humano, se ha convertido en un recurso turístico, y es utilizado para atraer a los visitantes de distintas partes del globo. Si bien las obras pictóricas tienen mayor renombre, las esculturas, dejando de lado las monumentales, tienen su espacio ganado dentro del inconsciente colectivo, como ser El David en Florencia, El Pensador en Paris o el Toro de Wall Street en New York, por citar al azar.  Sin embargo, pocas de ellas tienen una historia tan singular como la del “Oso Polar” de la ciudad de Córdoba.

En los albores de la década del ´50, una serie de conflictos poco amistosos entre los países que reclamaban su soberanía en la Antártida, y que terminaría con el tratado que protegería desde ese momento al continente blanco, hizo que en la ciudad, un puente próximo a inaugurarse, llevase el nombre de Antártida Argentina.

Para ello, y como parte del decorado, se encargó al pintor Roberto Juan Viola y al escultor Alberto Barral, la creación de una figura alegórica. Es así que se trajo un bloque de mármol blanco desde Los Gigantes y en las inmediaciones del coniferal del Parque Sarmiento, durante los años 1954 y 1955 se esculpió la escultura del Oso Polar ante la mirada de los curiosos caminantes.

Una vez terminada y embalada, y mientras era llevada a su destino inicial, un “asesor” del intendente de turno, se percató de que en el territorio antártico no existen los osos polares, y ante el bochorno de hacer público el error, se dio marcha atrás con el traslado. Sin embargo, en ese momento, a la altura de la Plaza Vélez Sarsfield, el transporte fue interceptado por un grupo de manifestantes de la llamada “Revolución Libertadora”, que derrocaría a Perón y que obligó descender la carga. Ese lugar fue el primer emplazamiento del mamífero y la foca, su presa.

A partir de ese momento, la escultura, comenzó un errante itinerario que lo vio asentarse en la Plaza Alberdi del barrio General Paz, para volver a la Plaza Vélez Sarsfield, siendo compañero nocturno de prostitutas y vagabundos. Allí también, fue tatuado con grafitis, y cambió su color a rosa (si, un oso polar rosa). Para luego, ya entrado el Siglo XX, recobrar su color blanco original y recibir un trato amistoso en el Rosedal del Parque Sarmiento y terminar, desde hace un par de años, frente a Plaza España, en el ingreso al Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Caraffa.

Al día de hoy, el Oso Polar, si bien nunca fue inaugurado oficialmente y de la boca de su presa jamás salió agua (ya que estaba pensado como una fuente), es la escultura más famosa y con más leyendas e historias surgidas a su alrededor de la ciudad. Querida por los cordobeses y visitantes extranjeros, que buscan encontrar una respuesta y entender que hace un oso blanco del Ártico en una ciudad mediterránea del sur de clima templado.

A pesar de su merecida ubicación actual, cual centinela, que protege el reservorio de las obras plásticas más importantes de Córdoba, su andar errante, lo situará en los años venideros, quién sabe dónde, en algún otro lugar de la ciudad, “turisteando” entre calles y plazas.  

                                                                                                             

Turismo – Visita virtual guiada: «Parque Sarmiento»

Para ésta “Semana de la Primavera”, la CPS lo invita a realizar una visita guiada virtual por el espacio verde más grande de la ciudad. Ubicado en pleno corazón citadino, a pocas cuadras del microcentro, el Parque Sarmiento es un exponente de la belle époque diseñado por el paisajista francés Carlos Thays. En sus 17 hectáreas, atiborradas de árboles y flores, se encuentran grandes obras monumentales dignas de conocer como el rosedal, la noria de Eiffel, la estatua de Dante Alighieri, el Teatro Griego, entre otras. A disfrutarlo junto a la guía Claudia Suárez.