
La Argentina es uno de los países más extensos del planeta, octavo por ser más precisos, sin contar los reclamos territoriales antárticos, y bien conocidos son sus espacios geográficos continentales. Más aún, las superficies insulares, por su condición, acaparan una especial atención, como aquella que tiene nombre y apellido, Martín García.
Isla por antonomasia de del territorio nacional, es tan pequeña, que solo mide 2 km2 de extensión, sin embargo, guarda en su superficie una riqueza invaluable en todos los aspectos.
Un mundo en sí misma, Martín García, está ubicada en la desembocadura del Delta del Paraná y si bien pertenece a la Argentina, se encuentra dentro de los límites territoriales uruguayos, a tan solo 4 km del país oriental y a 36 km de la costa argentina.

Rodeada de islas aluvionales, producto del depósito de los sedimentos que acarrea el río Paraná, como su contigua y fusionada Isla Timoteo Domínguez perteneciente al país vecino, constituye la única frontera seca entre Argentina y Uruguay. Además, es el único desprendimiento rocoso de la zona con una altura de 27 msnm y de los más longevos suelos del país ya que corresponde al plegamiento precámbrico del macizo de Brasilia con 1.800 millones de años de antigüedad.
Si decidiéramos explayarnos en la vasta lista de hechos históricos acaecidos en ella, no cabrían en sus diminutas dimensiones, sin embargo, y haciendo un esfuerzo por resumir los más sobresalientes, podemos decir que fue territorio habitado por charrúas y guaraníes, lugar del primer desembarco de europeos en el actual territorio argentino al mando de Juan Díaz de Solís en 1516, y de quienes proviene su nombre, ya que allí enterraron los restos del despensero de la expedición.
Escenario de históricas batallas entre españoles y portugueses, Unitarios y Federales, argentinos y uruguayos, lugar por donde navegaron los barcos del Almirante Guillermo Brown y Giuseppe Garibaldi, testigo del Bloqueo Anglo-Francés a mediados del siglo XIX y territorio de confinamiento de los marineros del acorazado alemán Graf Spee durante la Segunda Guerra Mundial.

Por su carácter insular, desde tiempos inmemoriosos, fue la “Alcatráz” del Río de la Plata, y lugar de destierro de presos políticos, como los ex presidentes Hipólito Yrigoyen, Marcelo T. de Alvear, Juan Domingo Perón y Arturo Frondizi, quién tuvo la estadía más larga en la isla, un año y medio.
Fue la ciudad imaginaria de Argirópolis propuesta por Domingo Faustino Sarmiento como capital de los Estados Confederados del Río de La Plata, que formarían Argentina, Uruguay y Paraguay, imitando las políticas de conformación de los EEUU.
Como si fuera poco, además, fue el paisaje contemplativo donde el poeta nicaragüense Rubén Darío, compuso “La Marcha Triunfal”.
La isla es administrada por el gobierno de la provincia de Buenos Aires, la habitan unos doscientos “martinenses” y fue declarada Monumento Histórico Nacional además de Reserva Natural Provincial de Usos Múltiple. Está abocada al turismo, que puede llegar en excursiones por barco o avión, si, la ínsula, cuenta con un aeródromo.
El turista que la aventure, podrá disfrutar de caminatas entre bosques en galería de ceibos y laureles criollos, deambulando por edificios históricos, como el antiguo lazareto, teatro, penitenciaría, “barrio chino”, escuela, restos de la cantera que adoquinó la ciudad de Buenos Aires y plaza de armas. Para luego contemplar, recostados en las playas de totoras el vuelo de las más de 200 especies de aves que surcan sus cielos.
Martín García, es digna de admiración y visita obligada para los amantes de la geografía turística argentina.
Apunte de viaje: El Departamento de Turismo, visito la isla dos oportunidades, donde los matriculados pudieron deleitarse con la singularidad del lugar.